La Ceapp, en manos de un corrupto

Golpe de Tecla

Por Noé Zavaleta

Los reporteros de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río pintan al hoy presidente de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), Silverio Quevedo Elox de la siguiente manera, el día que un colega fue detenido por la Policía Naval el último en llegar al auxilio del fotoperiodista en las instalaciones de Playa Linda en el puerto de Veracruz fue el entonces “comisionado” Silverio.

Llegó cinco minutos, se paró como estatua de sal en la entrada del “penalito” saludó a dos colegas. Sólo preguntó quién era el detenido y se retiró con su rechoncha figura hacia su oficina en el fraccionamiento Virginia del corredor dorado boqueño.

El día que el hoy Secretario Ejecutivo de la CEAPP, Israel Hernández fue baleado -aún como reportero de Imagen y de Aristegui Noticias- por una turba de pistoleros al servicio del líder de Tamsa, Pascual Lagunes en las oficinas de Casas Tamsa, el último en apersonarse al hospital privado de Boca del Río fue Quevedo.

Pese a ser compañeros del mismo periódico, Quevedo llegó al nosocomio, entró de forma rápida al hospital para ver el estado de salud de Israel “cara de papa” Hernández, estuvo diez minutos y se retiró.

“No recuerdo alguna plática, foro o gestión que haya hecho Silverio Quevedo en favor de los periodistas veracruzanos. Ni siquiera del propio periódico del que fue director mucho tiempo”, platica uno de los reporteros que aún trabaja en el periódico de la familia Robles Martínez.

En lo personal, trabajé algunos años en el periódico Imagen, con Silverio Quevedo como Director Editorial, en ese tiempo me pude dar cuenta de la única obsesión de Quevedo como alto directivo de Imagen: El dinero.

Sin reparo, ni ética, ni cordura alguna, Silverio Quevedo dirigía el periódico Imagen para producir dinero: Canonjías editoriales con el exalcalde de Boca del Río, Salvador Manzur Díaz; imposible criticar al alcalde porteño, Jhon Rementería Sempe.

Con Quevedo como director editorial, era pecado mortal intentar “tocar”, “criticar”, “fustigar” al exgobernador priista, Javier Duarte de Ochoa, o a la vicegobernadora, Georgina Domínguez Colio. En ese cúmulo de prebendas y de mercantilismo mediático, cualquier funcionario de medio pelo que dejara dinero en las arcas públicas del periódico y en las personales de Silverio Quevedo se encontraba exento de ser criticado en el periódico Imagen.

En su lista de clientes e “intocables” entran varios: El exdiputado local ejecutado, Juan Carlos Molina, el alcalde de Alvarado, Bogar Ruiz, la exdiputada local, Marcela Aguilera, el exgobernador, Miguel Ángel Yunes -a quien le debe su primer cargo como comisionado de la CEAPP-, el exalcalde de Boca del Río, Francisco Gutiérrez de Velasco, la exalcaldesa priista de Veracruz, Carolina Gudiño y muchos más, que necesitaría dos columnas más para concluir.

En la otra cara de la moneda, en su labor como director de Imagen, con su ejército de trabajadores de la información. Siempre era la misma historia: Reporteros mal pagados, sin prestaciones sociales, mal comidos por sobreexplotación laboral y además obligados a someterse a la línea editorial-económica que beneficiaría a Quevedo. Ahora Silverio Quevedo envestido como presidente de un órgano encargado de defender a periodistas, no hay nada, ni nadie, que nos indique, que la historia podría ser distinta.

Contracrónica

Pacho Viejo pronto tendrá nuevo inquilino de alto vuelo. Apenas la semana pasada, se difundió la noticia sobre el exfiscal yunista Jorge Winckler Ortiz en el sentido de que un Juzgado Federal negó la suspensión definitiva al amparo contra la remoción de su cargo. El Juzgado 15 de Distrito consideró que los actos reclamados son hechos consumados, así como que el interés de la parte quejosa no puede estar por encima del interés de colectividad.

Aunque las versiones sobre un pacto entre el anterior gobernante, Miguel Ángel Yunes y la Cuatro “T” para que Winckler no pise la cárcel continúan latentes. La realidad es que el chaparrito, socarrón, de lentes ya le siguen las huellas muy de cerca.

Hace algunos días, un poderoso funcionario morenista confesó a periodistas en la congregación de Cerro Gordo, en Emiliano Zapata que la estrategia para atrapar a Winckler es que además de dejarlo sin recursos legales -como ya sucedió-, también hay que dejarlo sin recursos económicos para “facilitar” su captura.

“Cuando se acabe el dinero que se llevó, va a nadar hacia la orilla y ahí lo vamos a atrapar”, sentenció uno de los inquilinos de las oficinas más grandes del Palacio de Gobierno.

Lo cierto es que el ex fiscal es buscado por la justicia veracruzana en diversos estados del país. También por la Interpol en diferentes ciudades del extranjero entre las que se encuentran ciudades de Canadá, Estados Unidos y Europa.

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